Egoteca...

Posted by Alan On septiembre 29, 2008 3 comentarios


Hay que ser honestos:

Tener un blog es un acto de vanidad, de orgullo, de necesidad de ser escuchados de alguna manera, de vanagloriarse de lo que se piensa, de lo que se hace, de lo que se dice que se hace, de lo que se es, de lo que se siente, de lo que no se siente pero no se dice, solamente escribiendo acerca de uno y de lo que dice uno.

En suma, tener un blog es algo repulsivo porque solamente es una manifestación virtual de lo que se tiene en la "egoteca" personal, privada.


Me he puesto a ver algunos blogs, y pocos son los que se salvan de mi ataque al ego, (creo que ni el mío se salva y quizá merezca ser borrado por eso)

No puedo ser un censor ni un discriminado de lo que debe o no debe estar, a fin de cuentas es el Internet y te encuentras lo que sea allí metido, encuentras a quién sea allí metido. Por eso también tengo Hi5, (vale la pena decirlo) por puro morbo de ver que suben los amigos y enemigos, por gusto de andar curioseando por las fotografías y los comentarios que no me aluden y que no me importan. Y, ¿por qué no? Por el temor de ver a la amada en brazos de otro.

Eso sí, yo intenté que más personas esribiesen aquí y si no lo han hecho, entiendo que les de pereza (como dijese el morado en sus ratos lúcidos), porque a fin de cuentas el escribir llega a ser un acto ocioso, un acto que no vale la pena para derrochar tiempo, o todo lo cotrario (e igualmente perverso), el escribir como un acto totalmente deificado, puro y sacrosanto, del cual no hay que abusar si no se tiene algo verdaderamente bueno para contar.

Y van las confesiones:

Tengo miedo de ponerme a postear con el único objetivo de subirme un poquito más el ego, de sentirme mejor o bien. El escribir no solamente tiene esa función terapéutica de psicofármaco (como oyese decir por ahí el nombrecito rimbombante) Sino que también es frustración, es miedo, es... bah, yo no sé lo que es, pero tengo toda la vida para irlo descubriendo.

Creo que con el tiempo he encontrado algo que me molesta: el Yo-Yo... MA (mal chiste) Me molestaría convertirme en uno de esos literatos que he ido conociendo, que solamente saben decir: Yo hice, Yo leí, Yo escribí, Yo conocí, Yo publiqué, Yo la mierda!!!

C'est tout

Z(X)



Foto: © 2008 Alan Arroyo.

Espertar

Posted by Alan On septiembre 21, 2008 1 comentarios


Alguna vez me regalaron una nube, por eso yo quiero regalarte una. Así pues.
Te regalo una nube…
¿Cuál quieres?
¿Esa de allá?
¿Esa grande?...
Pues entonces yo te la regalo; siempre te va a seguir, porque ahora esa nube es tuya.
ǨǨǨǨǨǨÇ
Sabes que siempre he sido epistolar, más de remitentes. A veces funciona el Internet, otras mejor usar papel y tinta azul.
Cuando me propongo escribir a “todos” al “mundo” a “nadie” simplemente no me sale, no se siente, no parece real. Es horrible escribir absurdamente para un impreciso, para una cualquiera.
Por eso yo prefiero que huela un poquito a alguien, porque las historias no las hago yo; me las cuentan.
Ç^Ç^Ç^Ç^Ç^Ç
Estoy enfermo de cuestiones amorosas, ya no quiero saber nada de ellas.
No quiero ser complicado, preferiría ser más etéreo; ser de lo más simple: un hombre fácil, un hombre práctico. Pero siendo honesto, todo suele ir de la chingada.
Me acuerdo a cada tanto de las Noches Blancas de Dostoievski, y me río, porque me siento así todo el tiempo. Siempre se van con el bruto y el absurdo; con el feo y el patán infeliz. Yo nunca soy tan mala opción y creo que por eso me dejan solo.


Foto: © 2008 Alan Arroyo.

Demostraciones...

Posted by Alan On septiembre 18, 2008 4 comentarios

Mi corazón está así:
También podría verse así:


La verdad, no importa mucho como se vea, lo importante es lo que le pasa... es más o menos esto:

Pero creo que con un poco de esto, se borra...

Momento Kodak.

Posted by ::Escarola:: On septiembre 17, 2008 2 comentarios


Si creyera en aquella burrada de ingenioso barniz según la cual "una imagen dice más que mil palabras", andaría por la vida cargando una cámara (que siempre hago). Quien haya pergeñado ese eslogan con ínfulas de proverbio poco o nada sabrá de la delicia que es encerrarse a acomodar un millar de palabras retobonas. Cuando hacía publicidad -si hubiera de elegir una imagen ideal para ilustrar estas tres palabras, usaría la de una sierva sexual en el retiro- solía escuchar máximas de este tipo, con las cuales podía uno salvar o echar abajo una determinada idea. Dos de ellas me gustaban. De hecho, deberían formar parte del catecismo elemental de cualquier escritor o fotógrafo, toda vez que una y otra son aplicables a los dos quehaceres, y a su modo a cualquier tarea estética:

1. Escribe con imágenes, ilustra con palabras.
2. Si ya lo has visto antes, no hagas click.

En mil palabras caben varias decenas de imágenes, y hasta cientos, si se escribe un poema. Palabras de sabores, olores y colores diferentes, de pesos y medidas tan variables como formas habrá de combinarlas, de duración y resonancia configurable de acuerdo a los conjuros exigidos, de hondura elástica y casi siempre alta temperatura (se habla o se escribe, al fin, para romper el hielo). Escribir con imágenes no es trazar dibujitos insulsos -que es como a mí me salen los dibujitos- y acaso explicativos, sino pujar, sudar y desvivirse por el puro deseo de traer a la luz algo que es más que imagen o palabra. Algo que duele o arde o punza o peturba o desvela o o fascina o perfora o somete o hechiza, o todo al mismo tiempo, si es posible. Algo que parece alguien, de repente. Algo que sólo puede existir de una manera exacta, que sin embargo vemos aún borrosa y es preciso encontrarla de entre tantas variables concebibles. Cual si más que una imagen fuera un espíritu y hubiera que llamarlo a puros gritos en medio de una noche chocarrera.
Se está desamparado entre tantos fantasmas. Afortunadamente, de eso se trataba. Darse a acomodar uno o varios millares de palabras supone una afición al desamparo que bien puede expresarse en otra máxima, por lo común sarcástica y sin embargo cierta y comprobable como las mismas leyes de Newton, sólo que en territorios del placer. Así, lo que en la burocracia nos parece execrable lo exigimos en la literatura:
3. ¿Para qué hacer las cosas fáciles, cuando podemos hacerlas difíciles?
No se sienta uno a escribir una historia pensando en resolver sus problemas, sino antes y encima de eso en hacerlos crecer y multiplicarse. Inventarse acertijos que desembocan en nuevos acertijos, y éstos en otros más, de forma que al final se invoca a un extravío similar al de aquellos intrépidos cósmicos que desafiaron a la psilocibina y se preguntan ya, a media turbamulta sensorial, si les será posible regresar. Por eso nos da risa el necio petulante para quien escribir es "cosa fácil", cuando la verdadera gracia de intentarlo está en hacerlo endemoniadamente difícil. No es en la libertad, sino en la restricción donde quien narra encuentra el cuerpo del deleite. La fórmula es antigua, como el deseo: entre menos se pueda, más se querrá.
No hay palabra que valga por mil imágenes, pero hay varias que se cotizan en un click. Nunca sabemos en dónde buscarlas, aunque de pronto se aparecen solas y uno sencillamente sabe que son ellas, como quien llamó a un alma en la distancia y reconoce ya su inconfundible pálpito. Conjura con plegarias, predica con espectros, pienso en parafrasear, preguntándome si ésta podría ser tal vez la imagen final, cuando de pronto escucho la música secreta de un botón que hizo click.
Pax Christi.


Foto: © 2008 Aura Mercado.


Los seres humanos tenemos una memoria muy frágil, (curiosamente en esos momentos nos acordamos de los historiadores) No sabemos controlar nuestro presente basándonos en el pasado: cometemos los MISMOS ERRORES una y otra vez.

Borges hablaba de un círculo vicioso en el que estábamos atrapados y además era imposible escapar (pero... es Borges, ustedes comprenderán)

Siempre metemos el pie en el mismo BOYO, POLVORÓN, DONA, MANTECADA, ANTIFAZ, BIZCOCHO (los bizcochos son especialmente terribles) TORTA HELADA... y no nos conformamos con hacerlo una vez con el Boyo, también caemos revueltos en la mantecada; y el bizcocho nos propina tales pisotónes, pellizcos y bofetadas, que terminamos cárdenos, y un poquito azules llorando en el piso.

¿Qué pasará cuando se quemen todas las computadoras?... posiblemente tengamos un severo problema de memoria: se nos olvidaran los cumpleaños, los teléfonos, las ideas, nuestros nombres... Habremos perdido la memoria y tendremos que recurrir a la poca que nos quede y acaso solamente se oirá el eco de nuestras metidas de pata, esas que resuenan al oído por días y días:

Quiero alterar tus emociones...
Quiero que te decepciones de mi...
Quiero ser humano...
Quiero encontrar lo monstruoso en mi...

Pero sobre todo:

Quiero tenerte en mis manos...





Foto: © 2008 Lucía BzVz.

Bagatelas con Malbec naranja enmedio...

Posted by Alan On septiembre 15, 2008 2 comentarios

La teta de Venus se asoma a mitad de la clase... quiero verla desnuda sin tener que dedicarme a esa mórbida seducción.

Inclinada solamente a recoger la barra de jabón.


Sigue adelante, no permitas que decidan por ti, nunca te des por vencido. Escribe mucho, sé lo mejor que puedas ser. Déjate querer, busca la felicidad y vívela al máximo.

Te quiero mucho y te voy a extrañar...


Un orgasmo es infinitamente: un acto destructivo, violento, amoroso. Acabas por ser un hombrecillo pequeño, curvo, y salado.

Cosas que te pasan al comer 1kg. de Carne:


  1. Te cuesta trabajo dormir.
  2. Cuando lo consigues te da calor.
  3. Tienes sueños.
  4. En tu sueño todos están briagos.
  5. Sueñas que estás en casa, pero los briagos movieron todos los muebles.
  6. Sueñas que duermes en un automóvil (89)
  7. Despiertas por la mañana y no tiene estéreo, dirección ni neumáticos.
  8. Enloqueces por encontrar una playera negra.
  9. Y vas de regreso a la escuela.

Foto: © 2008 Alan Arroyo.

Sexo

Posted by Alan On septiembre 14, 2008 2 comentarios



Uno se va acordando de historias que encajan en muchos lados. Al habar de sexo, vienen a nuestra cabeza imágenes fuertes o tiernas.

Algunos, ríen por lo bajo y comienzan a recordar cuando le quitaban la ropa, cuando le decían porquerías al oído (en voz muy queda)... aunque no todos tienen tan buena suerte:

Teluminus y Nadine son corrientes, vulgares, como gustéis llamarlos. Pero no por eso podemos dejar de considerarlos. Es casi como intentar desembarazarnos de los gringos diciendo que: les gustan las hamburguesas, los concursos de comer hot-dogs, dispararse entre ellos, etc. pero, a decir verdad, no son nada pendejos.

Una tarde amarilla y pinceleada con azules llegaron tomados de la mano al "Sitio", el "Sitio" no era más que una cueva a uno doscientos metros de la cabaña de Vinci. Ese lugar se había vuelto casi como un hogar para ellos después de tantas visitas. Ya tenía pinta de casa: una mesa de madera hinchada, piedras amontonadas para hacer de sillas, y una alfombra que olía a cenizas, humedad, y gritos agudos.

Ya estaban todos ahí, y habían traído algo verdaderamente fuerte. Los esperaban con impaciencia mientas lanzaban miradas compulsivas al centro de la mesa, donde descansaba en su jaula el pequeño demonio alado que iba a ser sacrificado. Nadine saludó despreocupadamente y miró al demonio a los ojos por largo rato.

-Ya estamos todos -dijo uno de ellos, mientras se ponía un par de guantes de piel para sujetar a la bestia alada.

Todos se quedaron mudos mientras sacaba de la jaula al demonio confuso, se revolvía, mordía y hacía lo posible por escapar. Pero lo tenía bien agarrado, lo metió a la pipa de vidrio que habían improvisado, y quedó atrapado en la burbuja.

El fuego estaba preparado y pusieron la burbuja encima... el demonio cambiaba de color, después solamente aleteó desesperado cuando ya estaba rojo y se esfumó con un ¡puf! que casi sonó cómico de no ser que las tripas estaban desperdigadas por toda la burbuja.

La pipa circuló inmediatamente de mano a mano, y ese vapor negruzco entró y salió de las entrañas de todos. En poco tiempo Nadine ya estaba tendida en la alfombra y todos los hombres estaban sobre ella. Teluminus quedó largo rato mudo, no podía darse el lujo de mostrarse débil. Pero cuando ella abrió las piernas por quinta vez, salió de la cueva sintiendo algo entre repugnancia y odio.

Desde entonces ya no es el mismo... desde entonces trata a las mujeres con desprecio. . . Ahí está el por qué.


Foto: © 2008 Alan Arroyo.

Comienza El Aventadero

Posted by Alan On septiembre 13, 2008 16 comentarios


Impulsado por una inexplicable necesidad de extirparme esos odios mocos aguados, consecuencia de una gripe; una novela de Émile Zola, lectura obligadísima, que poco a poco va mermando mis fuerzas y energías a golpe de ir leyendo las desgracias de los mineros y: Gina, con su exelente blog. Me dieron ganas de escribir:

Justamente hoy pensaba: ¿Por qué cargar una rabia silenciosa?

Desde la octava hora del día hasta la décima quinta tener ese sentimiento oprimiendo las costillas.

Caminar por los pasillos, por las calles, debajo de los puentes (encontrar algún troll) entre estornudos y mocos agudizados por la luz del sol...

Llega un momento, en que simplemente te desplomas en una acera y te quedas pensando en lo que piensan todas esas personas que te miran.

Pones cara de sabueso triste (si es que es humanamente posible)...

Te levantas al sentir gotas de sudor en la frente y trepas a esos horrendos puentes amarillos, creados especialmente para lunáticos, distraídos, furiosos y miedosos. De no ser por la maravillosa invención de estos puentecitos amarillos, seguramente habrían muerto ya al cruzar las avenidas este compendio de personajes hormonales. Ciento diez escalones de abajo para arriba (grito monstruoso) y otra vez bajar.



Foto: © 2008 Alan Arroyo.