Liliana

Posted by Alan On junio 28, 2009 0 comentarios



Que te ocurra Liliana en la vida puede ser catalogado como una desgracia irreparable o como una bendición incalculable. De cualquier manera hay que sentirse afortunado, porque no importa demasiado que sea una desgracia o una bendición –de verdad que no–. Lo verdaderamente interesante es la manera en que tu vida será transformada. Solamente tendrás que soportar el negro, tendrás que soportar el rojo, a las nenas malas, a las noches en vela y definitivamente tendrás que soportar al amor.

(Yo saqué a Liliana del pabellón de las ninfómanas)
O quizá ella se escapó…

Es un caso de cristales rotos. A veces se queda mirando el vaso que sostiene con la diestra (uñas rojas); repudiando el líquido que contiene porque le impide ver su culo. Entonces la mano le comienza a temblar, primero de manera casi imperceptible, (un temblor puramente mental), después los dedos se le aflojan y siente la imperiosa necesidad de estrellarlo contra el suelo, contra las paredes, contra tu estúpida cara de imbécil, maldito moderfoker-mutterfoker-hijoputa. Que toda la cristalería se fuese al súper diablo, porque todo lo que es frágil es sensible a ser despedazado, es sensible a ser recreado en forma de caos, es imperturbablemente seductora la entropía esa.

Escucho como rompe los platos de la abuela…

Es un caso de bote salvavidas. Porque sin proponérselo, o quizá proponiéndoselo; llega inmediatamente, en dos segundos, sin que tu puedas colgarte de la soga, sin que puedas siquiera ponerte sombrío y taciturno. Porque ella llega a salvarte de la depresión, de los malos amores, de las borracheras, y hasta de tus pendejadas.

Ahora no la molestes, que mientras escribe poesía es otra, y ya sabes lo que dicen de las mujeres que son mujeres y además poetas; que no solamente son esas dos, sino que son otra más y histéricas y neuróticas y psicóticas al mismo tiempo…

V-I-Eee-N-A ?? - - - ¬¬ #@!

Y a veces se quiebra, y su bote salvavidas de farmacéutico se queda sin gasolina, y su pluma sin tinta, sus gafas enormes se enchuecan, sus lágrimas se secan, y olvida, solamente olvida… hasta que el lacerante acto de olvidar se torna insoportable y es entonces cuando se acuerda de absolutamente todo.

Y yo la miro desde lejos, sintiendo que lo único que me queda para hacerla sentir un poco mejor es el peinado del bebé. Alan, ¿Por qué traes el peinado del bebé?


Foto: © 2009 Liliana Marcos

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